El rey Carlos III está tomando medidas enérgicas para expulsar al príncipe Andrés de la Royal Lodge, un proceso que resulta más complejo de lo previsto debido a los hábitos de acaparamiento y las disputas sobre la propiedad de la ex realeza. Si bien a su ex esposa, Sarah Ferguson, se le ha dado como fecha límite firme el 31 de enero de 2026 para desalojar, se espera que la partida de Andrew se prolongue.
El problema del acaparamiento y las disputas de propiedad
Según los informes, el Príncipe Andrés ha acumulado una vasta colección de artículos personales, papeles, fotografías y antigüedades dentro de Royal Lodge. El problema no es sólo el gran volumen de posesiones, sino también la confusión entre lo que pertenece personalmente a Andrew y lo que pertenece legítimamente a la Corona. La familia real está catalogando meticulosamente cada artículo para evitar futuras batallas legales.
Eliminación encubierta de artículos valiosos
Para evitar más controversias, se están retirando valiosas obras de arte y muebles antiguos del Royal Lodge al amparo de la oscuridad y se están transfiriendo a un lugar de almacenamiento seguro mientras continúa el debate sobre la propiedad. Se espera que el proceso demore meses, ya que Andrew parece resistirse a cooperar plenamente con el desalojo.
La resistencia de Andrew y su futura residencia
El autor real Robert Jobson confirma que Andrew está “pateando los talones” y retrasando su partida, posiblemente permaneciendo en Royal Lodge hasta Navidad mientras el resto de la familia real se reúne en Sandringham. Su próxima residencia será una modesta granja en la finca del rey Carlos en Sandringham, una degradación significativa con respecto a su hogar actual, pero que no parece dispuesto a aceptar fácilmente.
Por qué esto es importante
La situación refleja un esfuerzo más amplio del rey Carlos por distanciar a la monarquía del príncipe Andrés, plagado de escándalos. La controversia con Epstein continúa afectando la reputación de Andrew, lo que hace que su destitución de Royal Lodge sea un acto simbólico para proteger la imagen de la Corona. A pesar del desalojo forzoso, Andrew sigue desafiante y se aferra a sus posesiones y su estatus el mayor tiempo posible.
Esta medida no se refiere sólo a la propiedad; se trata de que Charles solidifique su autoridad y rompa los lazos con un miembro de la familia caído en desgracia. La retirada lenta y encubierta de las pertenencias de Andrew subraya lo delicado de la situación y hasta dónde llegará la monarquía para mantener el control.
La situación seguirá evolucionando, pero una cosa está clara: el tiempo del príncipe Andrés en la vida real está disminuyendo rápidamente.

































